Cada año, Vizcaya recibe a miles de visitantes intrigados por la variedad de decoración histórica y objetos de siglos pasados. Al entrar en el vestíbulo, son recibidos por un par de jarrones ornamentales que el mecenas de Vizcaya, James Deering (1859-1925), adquirió en julio de 1916.
Ambos objetos de mármol siguen el modelo de célebres jarrones antiguos que recibieron el nombre de las poderosas y nobles familias italianas que los poseían: los Borghese y los Médicis.
El jarrón Borghese
El Jarrón Borghese fue encontrado en los jardines de Sallust en 1566 y adquirido por la familia Borghese. El monumental objeto de mármol, que pesa más de 2.400 libras, permaneció en la familia hasta 1807, cuando lo compró el emperador de Francia, Napoleón Bonaparte. Más tarde se trasladó a las galerías del Museo del Louvre de París, donde sigue expuesto hoy en día.
Al igual que el original, la copia más pequeña de Vizcaya presenta una escultura en relieve que representa una procesión en honor de Baco, el dios romano del vino y la hospitalidad. Baco está representado con una serie de figuras que bailan al son de un gaitero. Esta reunión de borrachos, denominada bacanal, se reproduce bajo el labio, o borde, del vaso con hojas de parra delicadamente talladas.


El jarrón de los Médicis
La pieza que acompaña al Jarrón Borghese de Vizcaya es una copia del Jarrón de los Medici. El original se registró en el inventario de la Villa Médicis, en Roma, y se trasladó a finales del siglo XVIII a la Galería de los Uffizi de Florencia, donde aún se exhibe en un lugar destacado.
Este jarrón se caracteriza por dos asas estriadas que surgen de las cabezas de sátiros, criaturas mitológicas en parte humanas y en parte bestias. Su friso, o banda horizontal tallada, ilustra un episodio temprano de la historia de la guerra de Troya: el sacrificio de Ifigenia.

Crear una colección
Estas enormes vasijas servían originalmente como adornos de jardín y eran admiradas tanto por artistas como por coleccionistas. Se reprodujeron por parejas en diversos materiales, como bronce, jaspe o mármol. Copias más pequeñas, como las de Vizcaya, fueron coleccionadas por nobles ingleses en el Grand Tour, el viaje educativo por Europa que se popularizó en el siglo XVIII. Los jarrones se convirtieron en símbolos de la mundanidad del coleccionista y de su aprecio por las culturas antiguas.
Doscientos años más tarde, Deering también encontró inspiración en la cultura italiana y pudo amueblar su casa con estos jarrones de mármol, impregnados de los mitos de la antigua Roma. Se colocaron en el vestíbulo de Vizcaya, rodeados de otros relatos mitológicos que aparecían en el papel pintado, llamado apropiadamente La Galerie Mythologique (La Galería Mitológica) por su fabricante francés Joseph Dufour (1752-1827). Con esta disposición, el director artístico de Deering, Paul Chalfin (1874-1959), creó un homenaje al renacimiento de la antigüedad clásica que sigue asombrando a los visitantes de Vizcaya.


Esfuerzos de conservación
Debido a su prominente ubicación en el vestíbulo de entrada, ambos jarrones son desgraciadamente tocados por los visitantes. En consecuencia, el personal de Vizcaya tiene que llevar a cabo tratamientos de conservación, limpiándolos con bastoncillos de algodón y soluciones patentadas para eliminar la suciedad acumulada que resulta de tocarlos. Vea el siguiente vídeo para obtener más información sobre el proceso de limpieza y, por favor, tenga cuidado de no tocar los objetos de la colección durante su visita a Vizcaya.
Este proyecto ha sido posible en parte gracias a una importante subvención de la National Endowment for the Humanities: La democracia exige sabiduría.
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