La tarde del 12 de febrero de 2025, el Museo y Jardines de Vizcaya se convirtió en un archivo viviente de la historia cuando los ancianos de Little Bahamas, en Coconut Grove, se reunieron para compartir sus historias.
A través de sinceros recuerdos, historias de resistencia y reflexiones sobre el cambiante paisaje del Grove, esta noche con los descendientes de los colonos del Black Grove y la Asociación de Antiguos Alumnos de GW Carver se convirtió en algo más que un evento: fue un puente entre generaciones.
Crecer en las pequeñas Bahamas
La velada comenzó con los relatos personales de los ancianos de la comunidad, que pintaron vívidas imágenes de cómo era la vida cuando se crecía en Coconut Grove. Hablaron de calles sin asfaltar bordeadas de árboles de mango, de los días que pasaban jugando en el barrio y del sentimiento de familia que iba más allá de los lazos de sangre.
Uno de los oradores, Charles Whittle, recordó el ambiente pueblerino, en el que todos los adultos actuaban como guardianes de todos los niños. "Si te metías en líos en una parte del pueblo, cuando llegabas a casa tu madre ya lo sabía", se rió. Otros, como Richard Curry, recordaban los fuertes lazos con las Bahamas, donde las tradiciones, los dialectos y la cocina seguían siendo fundamentales en la vida cotidiana. "Todas las casas olían a algo bueno que se estaba cocinando", dijo Curry. "Pescado frito, gandules hirviendo... siempre podías saber qué había para cenar con sólo caminar por la calle".
"Estos recuerdos son algo más que nostalgia; son la prueba del espíritu perdurable de Little Bahamas", afirmó la Dra. Valerie Patterson, cuya familia tiene profundas raíces en la comunidad. "Llevamos estas historias con nosotros, pero también debemos transmitirlas".
Los legados de Little Bahamas
La música y la danza siempre han estado en el corazón de la cultura bahameña en Coconut Grove, y los ancianos compartieron canciones y ritmos que definieron su juventud. Un momento especialmente emotivo se produjo cuando Gary Allen, poeta e intérprete, pronunció una pieza de spoken word titulada Road to Independence (Camino a la independencia). "La independencia se gana afrontando las tormentas, resistiendo cuando la batalla no cesa", proclamó.
El atletismo era otra de las piedras angulares de la comunidad. Las historias de los legendarios jugadores de fútbol y las estrellas del atletismo de Carver High School pusieron de relieve cómo el deporte se convirtió en una vía de éxito y orgullo. Neil Cambridge, hijo de Edwin Walter Cambridge, habló con pasión sobre el legado de su padre: "Mi padre y sus hermanos eran algo más que atletas: eran modelos de conducta que nos mostraban lo que era posible".
El Dr. Richard Holton se hizo eco de la importancia de los programas deportivos de Carver High School. "El entrenador Traz Powell creía en la disciplina y el corazón", dijo. "No importaba lo grande que fueras: importaba lo luchador que fueras".
Resiliencia y cambio
Un tema recurrente a lo largo de la velada fue la resiliencia. Los oradores reflexionaron sobre la lucha contra la segregación, el desplazamiento y el aburguesamiento que amenazaron con borrar su historia. Theodore Johnson contó cómo los profesores del instituto Carver le inspiraron para dedicarse a las artes: "La Srta. Vernon y el Sr. Clyde Steffens vieron mi talento y me empujaron a seguir mi pasión. Sin ellos, no estaría donde estoy hoy".
El Dr. Richard Holton expresó su preocupación por los cambios que se están produciendo en Coconut Grove. "Vemos la transformación a nuestro alrededor", dijo. "Es desgarrador pasear por el barrio y no ver las mismas caras con las que crecí. Pero por eso estamos aquí, porque si no contamos nuestras historias, serán borradas".
Carol Davis Henley Byrd, figura clave en la conservación de la historia del Grove, habló de la importancia de la tradición oral. "Leona Cooper Baker siempre nos decía que escribiéramos nuestras historias, que las compartiéramos", afirmó. "Sólo así podremos mantener viva nuestra historia".
Conclusión
La segunda edición anual de Vizcaya Late: Little Bahamas fue más que una reunión: fue un testimonio del poder de la comunidad y la memoria. Las historias compartidas no fueron meras reflexiones personales, sino piezas de una historia más amplia que merece ser reconocida y preservada.
Al concluir la noche, un mensaje quedó claro: el legado de Little Bahamas está vivo, y seguirá prosperando mientras se cuenten estas historias.